Acoso Escolar... ¿Como socializarlo ante los adolescentes?
Acoso escolar y socialización en adolescentes
La socialización
es un proceso
a través del
cual la persona
aprende a interiorizar, en el
transcurso de su vida, los elementos de su medio ambiente, los integra a la
estructura de su personalidad y se adapta al entorno en el que vive (Rocher,
1993). Los vínculos afectivos que en la infancia establecemos con nuestros
padres, hermanos o amigos, son unas de las bases más sólidas de nuestro
desarrollo social.
La socialización es el medio en el
vamos descubriendo nuestra propia manera de ser a lo largo de nuestras vidas,
vamos desarrollando nuestra personalidad y adaptándonos a todo el ambiente que
nos rodea, nuestro ambiente familiar es clave para este desarrollo sobre todo
la relación que establecemos con ellos en la infancia, los lazos afectivos que
formamos son importante pero también lo es socialización con el grupos
de iguales, con
quienes aprenden a conocerse a
sí mismos, construyen nuestra propia representación del
mundo y adquiriendo las destrezas
necesarias para integrarnos en la sociedad y es en las situaciones de aprendizaje
escolar donde se generan con
frecuencia dinámicas de
agresión y victimización.
El
bullying o maltrato escolar es una forma de agresión especialmente dañina
y
perjudicial (Trianes, Muñoz y Jiménez, 2007), y es definido como una “conducta
de
persecución
física y/o psicológica que realiza un/a alumno/a contra otro/a, al que escoge
como víctima
de repetidos ataques” (Olweus, 1983). La problemática que genera va más
allá de
los episodios concretos
de agresión y victimización,
ya que
cuando un sujeto recibe
las agresiones de
otro de manera
sistemática, generaliza la
percepción hostil al conjunto
del ambiente escolar (Cerezo
2009), generando entre
otros, graves estados
de ansiedad y aislamiento
social (Cerezo, 2002;
Rigby, 2000). Según
Ortega (1994), entre las consecuencias del acoso sobre la
víctima están el destruir lentamente la autoestima y la confianza en sí misma,
lo que provoca entre otros efectos una difícil adaptación social, llegando a
estados depresivos o de ansiedad (León, 2009; Perren y Alsaker, 2006), y en
situaciones extremas al suicidio.
Esta forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre estudiantes de forma reiterada en las aulas está cada vez más presente en las redes sociales, conocido con el nombre de ciberacoso, que se caracteriza principalmente por la utilización de medios de comunicación digitales para acosar mediante ataques personales o a través de la divulgación de una información confidencial o falsa. Y esto también es acoso escolar.
Tipos de victimas
Diversos estudios
(Olweus, 1993; Schwartz,
Dodge, Pettit y
Bates, 1997; Salmivalli, Lagerspetz,
Björkqvist, Österman, y
Kauklainen, (1996); Pellegrini, Bartini, Brooks, 1999; Díaz-Aguado, Martínez
y Martín, 2004; Smith, Talamelli, Cowie, Naylor, y Chauhan (2004) muestran dos
perfiles de víctima. La víctima pasiva, se caracteriza por baja autoestima,
ansiedad y depresión, tener pocos amigos y ser aislada socialmente por sus
compañeros. Y por otro lado, la víctima activa, también aislada socialmente,
con un matiz distinto en
cuanto a sus
relaciones sociales con el resto
de compañeros: ser
poco popular e incluso rechazada por ellos.
Ambas víctimas se encuentran en una posición de inferioridad con respecto a los agresores, las victimas pasivas son las victimas típicas sobre todo las victimas más vulnerables para los agresores son personas aisladas y muestra mucha pasividad a la hora de defenderse se pueden caracterizar por presentar baja autoestimas, ansiedad depresión, estas víctimas en el mayor de los casos tienen un nivel académico mayor al del agresor y muestran mucha timidez, son inseguros de sí mismo.
Las victimas activas muestra una impopularidad dentro de su grupo de iguales y al no presentar esta destreza social tiende a presentar conductas escasamente valoradas socialmente que pueden aumentar ser el blanco para el acosador.
Perfil del agredido:
·
Menos fuertes físicamente.
·
Tiene muy poca confianza en sí misma y no parece poder defenderse sola.
·
Personalidad insegura. Débiles. Sumisos.
·
Baja autoestima (causa y consecuencia del acoso escolar).
·
Alto nivel de ansiedad.
·
Introvertidos. Tímidos. Casi no tiene amigos y generalmente está solo.
·
Cuando hacen un amigo se apegan excesivamente a él, y se predispone a la
sumisión y a la victimización
·
Inmaduro para su edad.
·
Trata de escaparse de la agresión, protegiéndose con enfermedades
imaginarias
·
Sobreprotegido por la familiar.
·
Niños dependientes y apegados al hogar familiar.
·
Menos populares de la clase, con pobre red social de apoyo que le
proteja
· La soledad le hace crear un estado de miedo que lo predispondrá a los otros contra él/ella.
Tipos de agresión
Conductas y comportamientos de violencia física, verbal, psicológica guiada por un individuo o un grupo y dirigido por otro individuo que no es capaz de defenderse a sí mismo, esto normalmente se desarrolla en los colegios y tenemos dos tipos de agresión directa e indirecta.
La agresión directa se caracteriza porque se da en su mayoría en los varones un ejemplo de esto puede ser pelear, robos, hacer bromas pesadas poner en ridículo, acoso sexual, agresión física patadas, empujones, golpes o verbal burlas, amenazas incluso con armas, poner apodos, insultar, gestos groseros.
La agresión indirecta con frecuencia se presenta entre las niñas, ejemplo: acciones de exclusión como la violencia psicológica difundir rumores mentirosos, hablar mal de otro, ignorar a alguien, no dejar participar en ninguna actividad grupal a alguien, presionar a otros compañeros para que deje de hablarle a alguien.
Los
agresores se materializan en todas las formas y tamaños, algunos son grandes y
fuertes mientras que otros son bajitos y delgados, otros son jóvenes populares
con gran cantidad de amigos y buenas calificaciones escolares, pero si miramos
su mente encontramos algo que todo agresor tiene en común, inseguridad.
En
esta edad la presión del grupo es importante, incluso a veces no son plenamente
conscientes de que están haciendo tanto daño, lo hacen por diversión, sin
capacidad de empatizar con el otro. Algunos jóvenes actúan como agresores uno o
dos años y luego dejan de hacerlo o continúan agrediendo a una sola persona
como si tuvieran en ella alguien en quien descargar sus emociones, en otros casos, algunos alumnos que han sido
víctimas en su juventud cuando crecen y adquieren más confianza en ellos mismos
se convierten en agresores.
Perfil del agresor
·
Niños varones con aspecto físico más fuerte.
·
Niñas de mayor tamaño o edad
·
Suelen ser líderes agresivos y prepotentes que acosan o intimidan a su
grupo de amigos
·
Necesitan reafirmar su personalidad sobre los más débiles
·
Impulsivos y controladores debido a sus frustraciones, complejos o
carencias
·
Indisciplinados y conflictivos quizá por problemas familiares o
violencia intrafamiliar.
·
Justifican coherentemente sus malas acciones
·
Disimulan o se vuelven victimas frente a los mayores o personas con
autoridad.
·
Inventan actividades o juegos que lastimen a otros compañeros
·
Tienen capacidad de ser populares y caer en gracia a la mayoría de los
adultos
·
Tienen dificultad de integración escolar y social y de resolución de
conflictos
·
Mantienen poco interés por el colegio y las tareas, y mantienen bajos
resultados académicos
·
Sin sentimiento de culpabilidad (“piensa que el otro se lo merece“).
·
Puede sentir que sus padres o los maestros no le prestan suficiente
atención.
· Está expuesto a mucha violencia en el cine, la televisión o en los videojuegos etc.
Causas del acoso escolar
Los motivos por los que se produce el acoso escolar son
básicamente una predisposición a la violencia en el agresor por motivos
psicológicos y de personalidad y un entorno familiar y social con antecedentes
de violencia o de justificación hacia la misma el agresor se siente superior, ya sea porque cuenta con el apoyo de otros en
el colegio o porque la víctima que sufre acoso escolar cuenta con muy poca
capacidad para responder a las agresiones.
Por su parte, las causas familiares están
relacionadas con la forma de expresar sus sentimientos ante un entorno familiar
poco afectivo, donde por ejemplo existen situaciones de ausencia de algún
familiar padre o madre, un divorcio o un abuso o humillación ejercida por parte
de sus padres o hermanos mayores. Puede ser un niño que viva bajo una presión
constante en su casa o sencillamente puede tratarse de un niño excesivamente
mimado todo ello puede derivar en un comportamiento agresivo siendo niños y
arrastrarles a la violencia cuando son adultos.
Prevención del acoso escolar
Para
prevenir y atajar el tema del acoso escolar en los centros debemos comenzar por
concienciarnos de que se trata de un problema que afecta a todos y que no solo
se da en centros marginales, el profesorado junto con los padres y madres
deberían dejar atrás algunos mitos que hacen pensar que el acoso escolar es un
fenómeno puntual y que todo lo que vemos en televisión es algo normal entre
escolares o que se trata solo de bromas entre jóvenes.
El
rol de los profesores es muy importante ya que deben estar muy atentos en lo
que pasa con sus alumnos dentro y fuera del salón de clases, esto implica estar
alerta de algunas señales que pueden servirnos como indicadoras de maltrato y
que a veces pasan desapercibidas porque no podemos imaginarnos que en los
centros educativos o nuestros alumno puedan llegar a cometer actos tan
alarmantes, es frecuente también que el profesorado o las familias sean las
últimas en enterarse por la vergüenza o el miedo a las represalias.
Por
ello tanto docentes como padres deben estar atentos a las señales que pueden
indicar que un joven está siendo víctima de acoso escolar o que un joven puede
ser un agresor de sus compañeros ya que cabe mencionar que la víctima siempre
será la persona peor parada en toda la situación.
Podemos
centrarnos en primer lugar en la importancia de la familia en la prevención de
problemas de convivencia, una vez más concluimos la necesidad de una relación
estrecha familia-centro, las familias deben concienciarse de que la educación
de los hijos parte de su propio engranaje y no dejar exclusivamente en manos
del profesorado la educación de los mismos, además es importante que
reflexionemos en la necesidad de formación a las familias que puede proporcionarse
a través de las actuales escuelas de padres y madres.
Tengamos
claro que no todo los alumnos agresivo proviene de una familia marginal, con
pocos medios o con dificultades familiares alarmantes, hay familias socialmente
acomodadas que son percibidas desde fuera como equilibradas y que también
tienen hijos que se comportan en los centros escolares de forma agresiva, al poner en conocimiento de las familias la
actitud de sus hijos, tanto si éstos son víctimas como si son agresores, la
primera reacción es la negación y la segunda la frustración y la culpabilidad.
Si
la familia es la que detecta algo raro en su hijo lo primero que debe hacer es
acudir al centro educativo para informar y corroborar datos y a continuación
pedir ayuda a un profesional y no estamos hablando de adolescentes locos ni con
problemas de personalidad, aunque en algunos casos así sea, sino de niños que
están atravesando una etapa difícil que si la detectamos a tiempo puede ser
pasajera.
Con
respecto al agresor sería un error tratarlo de forma despectiva, con rechazo o
únicamente con castigos ya que posiblemente se sienta mal por tener el rol que
tiene pero por algún motivo es el único modo en que puede o sabe relacionarse
con sus compañeros.
De
igual manera debemos enseñarles a los alumnos a que si presencian un acto de
estos o saben de un compañero que es víctima de acoso escolar que no se quede
callado y sobre todo que no ponga del lado del agresor ya que de este modo se
podría evitar mucho.
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